¿Qué importancia tienen los suplementos nutricionales en la salud cutánea?
En las últimas décadas el uso de suplementos nutricionales ha sufrido un auge aunque las evidencias científicas no siempre han estado a su favor.
Términos como alimento funcional, alimento nootrópico, nutricosmético, nutracéutico, o el mismo de suplemento nutricional, se han incorporado al vocabulario del mundo sanitario tanto en los ambientes académicos como divulgativos.
Es cierto que una alimentación adecuada es la base de la salud y la prevención de la enfermedad, y que los desequilibrios y deficiencias nutricionales se manifiestan a veces de forma fehaciente -pelagra, xerosis, efluvio telógeno- o de forma larvada con pequeñas alteraciones de la piel y el cabello.
Pero también es cierto que determinados nutrientes de acción favorable sobre el órgano cutáneo, a menudo no alcanzan la cantidad suficiente a través la dieta como para poder ejercer sus efectos beneficiosos. Tanto la proporción necesaria, que se consigue por la multiplicidad simultanea de alimentos -sinergismo- como la presencia de otros componentes como la fibra pueden influir en la asimilación conveniente.
Existen hoy en día estudios en los que se relaciona el consumo mayor o menor de ciertos alimentos con parámetros de la piel como la hidratación o incluso la presencia de arrugas. Aunque una alimentación equilibrada y adaptada al individuo es en sí misma suficiente para aportar todos los principios necesarios tanto a nivel de macro como de micronutrientes, en las dietas supuestamente bien equilibradas pueden existir desequilibrios que antes no se daban, asociados posiblemente al empobrecimientos de las tierras de cultivo en algunos minerales o al cambio en la alimentación animal, de forma que ciertas intervenciones dietéticas innecesarias hace unas décadas pueden ser hoy, imprescindibles.
En este punto se hacen presentes los suplementos nutricionales
Nutracéuticos y nutricosméticos
Un compuesto nutracéutico se puede definir como un suplemento dietético, presentado en una matriz no alimenticia (píldoras, cápsulas, polvo, etc.), de una sustancia natural bioactiva concentrada presente usualmente en los alimentos y que, tomada en dosis superior a la existente en esos alimentos, presumiblemente, tiene un efecto favorable sobre la salud, mayor que el que podría tener el alimento normal. La actividad biológica de estos principios activos incorporados habitualmente a través de la dieta, se ha estudiado en distintos ámbitos como son la prevención cardiovascular con los fitosteroles y omega 3 entre otros, o la salud ósea con los componentes de la soja.
Cuando la intención es actuar sobre la piel y el cabello, se habla de nutricosméticos.
Así pues, un nutricosmético es el suplemento nutricional formado por sustancias naturales, de origen animal o vegetal, contenidas habitualmente en los alimentos, y usado por vía oral a diferentes dosis, para actuar directamente sobre la piel y el cabello
De entre el gran conjunto de principios activos de origen nutricional que ejercen un papel protector más destacado en la piel se pueden destacar el licopeno del tomate, la luteína de espinacas, las catequinas del té, resveratrol del vino tinto, las isoflavonas de la soja, y las vitaminas del tipo de tocoferoles o el ácido ascórbico.
Los nutricosméticos están basados en el concepto de que la clave para mejorar el aspecto y la belleza exterior ha de ser buscando la salud global, es decir, la “belleza desde el interior”, y sus efectos pueden ejercerse con diversos fines como fotoprotección, antioxidación, antiinflamatorios, modulaciones de la respuesta inmune, moduladores de reacciones enzimáticos o como señalizadores celulares.
Es necesario que previamente se haya demostrado su biodisponibilidad, es decir que se absorban y lleguen a los tejidos diana en cantidades adecuadas; que existan estudios que avalen su eficacia frente a placebo y poder valorar y cuantificar los cambios a nivel de parámetros como la hidratación, fotoprotección u otros.
Seguridad
Algunos estudios publicados en los que se ha suplementado con vitaminas antioxidantes han puesto la voz de alarma en cuanto a que en algunos de ellos en contra de lo esperado se podría ejercer un efecto indeseado como es el caso del estudio con betacarotenos a dosis de 3 veces las nutricionales en fumadores, o un reciente estudio realizado por Miller con 135.967 participantes en el que dosis altas de vitamina E (más de 400UI/ día) podrían aumentar el riesgo de mortalidad de la muestra. Estos resultados han llevado a plantearse la importancia en cuanto a las dosis, ya que si bien en ambos casos se trataba de individuos con patología previa o hábitos tóxicos, es posible que las dosis altas actúen como pro en vez de cómo antioxidantes o que las elevadas dosis de vitaminas liposolubles tengan a largo plazo un efecto acumulativo e imprevisible.
Sin embargo estos estudios no han de invalidar los resultados beneficiosos obtenidos con las dosis moderadas, existiendo una cada vez mayor bibliografía a su favor.
En Europa el estudio EPIC refleja que más de la mitad de la población no llega a cubrir los aportes diarios aconsejados de algunos de los micronutrientes RDA, y que una cuarta parte no llega a ni al 50 % de las RDA. Por ello no es de extrañar que el estudio Suvimax en el que se suplementó con dosis de antioxidantes semejantes a las de una alto consumo de frutas, hortalizas, legumbres etc. haya demostrado al menos en población masculina una disminución de riesgo de cardiopatía isquémica, cáncer y mortalidad en general.
Conclusión
Los cambios en el estado nutricional nos afectan globalmente. La dieta occidental, es en muchos casos favorecedora de procesos de tipo inflamatorio y pro-oxidante, siendo preciso intervenir aconsejando un mayor consumo de alimentos de origen vegetal y de determinadas grasas esenciales. Los suplementos nutricionales bien indicados y personalizados pueden conseguir resultados beneficiosos sobre la piel y el cabello, difícilmente alcanzables sólo con la dieta.