El cielo allá en lo alto te contempla,
nostálgico de oscuras melodías.
Caballeros de hidalgas celosías
arropan tu perfil de luz y tierra.
Robusta claridad. Madre señera
de los trigos del sol del mediodía.
Isabel en tus rejas, fue vigía
de días de esplendor. Rica y austera,
Medina se recrea en su infinito,
galana de la historia todavía.
(Mujer habías de ser... Y tener hijos...)
Azul de madrugada. Oro de día.
Amante el sol, se queda detenido,
perdida la mirada en mi Medina.
(Música de Javier Busto para este poema)