He tachado tu nombre
porque no quiero ya besar tus ojos,
ni tocar tus labios,
ni dibujar estrellas en tu pecho,
ni fingirme dormida entre tus brazos,
ni darte uvas doradas,
ni respirar tu aliento
ni desnudarte despacio,
ni contarte cuentos,
ni hacer trenzas con tus manos en mi pelo.
(Pero he tachado tu nombre con una línea fina,
para poder leerlo, todavía...)