La alopecia de la mujer ha recibido por parte de la sociedad y de la ciencia, mucha menor atención que la del varón. No deja de ser sorprendente cuando es obvio que la importancia estética del cabello alcanza en la mujer un nivel extraordinario. Es quizá el paradigma imprescindible de la belleza femenina. Un hombre calvo puede ser aceptado y valorado. Pero una mujer calva, siempre conturba el ánimo de quién la observa: compasión, curiosidad, burla… Pero nunca indiferencia.
El sufrimiento moral que ocasiona la alopecia en la mujer, puede ser profundo, intenso, doloroso. Y es obligación del médico, del dermatólogo en este caso, curar, mejorar, o al menos consolar.
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