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El acné no es un enemigo pequeño

-Hoy no tengo ganas de nada: ni de estudiar, ni de jugar, ni de ver la tele. Además de tener la nariz llena de puntos negros, tengo un asqueroso grano de pus en la barbilla. Este fin de semana, no saldré de casa.

Así se sienten a menudo los adolescentes con acné. Podemos pensar que es un problema sin importancia, que nadie se muere de acné. Pero el sufrimiento que puede producir es muy grande.

¿Qué es el acné?

El acné es una inflamación crónica de la unidad pilosebácea de la cara y parte superior del tronco. Esto quiere decir que en todas las zonas donde existen glándulas de la grasa junto a un pelo velloso, puede producirse la aparición de pápulas rojas, bultos de pus y puntos negros. Es lo que vulgarmente se conoce como “espinillas” y “granos”.

Es la enfermedad más frecuente de las que afectan a la piel ya que entre el 80 y el 90% de los humanos la padece en mayor o menor grado, suponiendo el 25% de las consultas al dermatólogo. La edad de mayor frecuencia e intensidad de las lesiones de acné se encuentra entre los 14 y los 16 años de edad. Sin embargo, últimamente se está viendo un aumento de casos a edades avanzadas, sobre todo en mujeres, de forma que no resulta raro encontrar pacientes femeninas con acné a los cuarenta años. Las estadísticas dicen que un 3% de hombres y un 12% de mujeres, todavía tienen algo de acné por encima de los 45 años. Unas veces es un acné de la adolescencia que se prolonga, pero otras veces es un acné de comienzo tardío.

Importancia del acné

Por su frecuencia
• Solo por el importante número de pacientes que padecen esta enfermedad, ya la deberíamos considerar importante, puesto que repercute en la economía, en el absentismo laboral, en el rendimiento académico, y modifica las costumbres de quien lo padece.

Por su repercusión psicológica
• Pero además, existe un importante daño psicológico, ya que a la mayoría de los jóvenes les preocupa el hecho de padecer acné, hasta el punto de que el 12% de los adolescentes ha dejado de salir de casa alguna vez por este problema; el 40% se siente acomplejado; el 16% nota que el acné repercute en el resultado de sus estudios; el 30% tiene problemas con sus compañeros, y al 49% le cuesta relacionarse con personas del sexo opuesto. Incluso existe un estudio que refiere que el 5% de los jóvenes con acné grave han pensado alguna vez en el suicido.
• En las mujeres adultas, la influencia del acné es notoria, ya que modifica sus relaciones sociales, sexuales y laborales, sobre todo teniendo en cuenta que no se considera una edad apropiada para tener este proceso.

Por su intensidad
• La mayoría de los casos corresponden a acné leve (70%), un apequeña parte en la que predominan los varones es acné grave (5-10%) y el resto (20%) es acné moderado. El pico de máxima intensidad se localiza alrededor de los 17 años. Independientemente de la gravedad, las cicatrices hacen que el acné deba ser valorado como importante en todos los casos.

¿Por qué aparece el acné?

El acné aparece por una serie de hechos encadenados que se enlazan uno en otro. El primer eslabón lo formas las hormonas sexuales masculinas, los andrógenos, que inducen una producción de sebo excesiva. A continuación se produce un aumento de queratina en el folículo pilosebaceo, que dificulta la expulsión del sebo y lleva a la obstrucción de la salida de la glándula. En este terreno de grasa y queratina, una bacteria llamada Propionibacterium acnes se encuentra en la mejor situación para reproducirse. Al multiplicarse, aparece la inflamación.

En la mujer adulta, la mayor parte de los casos se producen por un factor hormonal, que configura lo que se llama “síndrome de androgenización”. Entre un 10 y un 20% de mujeres, se encuentran afectadas por alguno de los signos clínicos cutáneos de la androgenización como son el exceso de grasa, el aumento de vello o la caída de pelo. Un subgrupo de ellas, muestran además alteraciones menstruales, y a menudo, obesidad. En algunas de estas pacientes, se encuentra un variado grado de resistencia insulínica y una incidencia aumentada de diabetes mellitus y alteraciones menstruales.

Cómo es el acné

Por todo lo anterior, la cara y en menor proporción la espalda, hombros y pecho se cubren de grasa en exceso (seborrea) y puntos negros (comedones). En ese momento aparece la inflamación, con granos rojos y con pus (pápulas y pústulas). En los casos graves aparecen también nódulos profundos y quistes como bolsas de pus o abscesos.

El comedón es la lesión más característica del acné, y puede ser de dos tipos: cerrado, también llamado microquiste o miniquiste, más difícil de ver, y que se manifiesta como una pequeña elevación de la superficie de la piel, dura, de color blanquecino-amarillento, y comedón abierto, vulgarmente llamado espinilla, punto negro o "barrillo", que puede aparecer plano o como una pequeña elevación, dura, de color negro.

El 95% de los pacientes con acné desarrollan cicatrices. Estas pueden ser la secuela tanto de lesiones nodulares e inflamatorias profundas, como de lesiones papulosas inflamatorias superficiales. No siempre es paralela la intensidad de las lesiones con la intensidad de las cicatrices, pudiéndose encontrar lesiones superficiales que sin embargo, dan lugar a importantes cicatrices.

¿Hay que hacer análisis?

No suele ser necesario salvo que se sospechen en la mujer signos de hiperandrogenismo debiéndose investigar entonces fundamentalmente la elevación de la testoterona total (en relación con desorden ovárico) y la dehidroepiandrosterona sultato (vinculada a alteración suprarrenal). También hay que pedir análisis si se va a tratar con medicaciones con riesgos de efectos secundarios como la isotretinoína.

Cómo se trata

El tratamiento del acné está encaminado a corregir los factores que contribuyen a su desarrollo, esto es: regular la secreción sebácea, evitar la obstrucción del folículo y disminuir la población bacteriana. La cantidad e intensidad de medidas terapéuticas estará en relación con la gravedad del acné. El tratamiento del acné debe instaurarse tan pronto como aparezca para evitar tanto las molestias que ocasiona temporalmente, como las cicatrices permanentes.

Tratamientos tópicos
Existen tratamientos específicos que se aplican sobre la piel y que disminuyen la hiperqueratinización y la inflamación como los queratolíticos entre los que se encuentran los retinoides y el peróxido de benzoilo, y antibióticos como la clindamicina y la eritromicina.

El acido azeláico es un producto que se utiliza en forma de gel o crema, que es resultado de la oxidación de ácidos grasos insaturados. Carece de toxicidad y presenta una serie de ventajas cuando se usa en el tratamiento del acné por las siguientes acciones:
- antibacteriana, eliminando el Propionibacterium acnes.
- antiseborréica y anticomedónica disminuyendo la grasa y la obstrucción del folículo pilosebáceo.
- antirradicales libres al inhibir la generación de especies reactivas de oxígeno por parte de unas células llamadas neutrófilos.
- despigmentante, por lo que acelera la desaparición de las manchas (máculas) que aparecen sobre la piel después del proceso inflamatorio del acné.

Como no produce irritación se puede usar en pieles sensibles, y como no produce malformaciones lo pueden utilizar las embarazadas. Al no dar lugar a resistencias bacterianas, esto es, al no perder su eficacia frente a las bacterias al usarlo de forma continuada, se puede mantener durante largo tiempo.

Es por todo lo anterior un medicamento aconsejado tanto en el acné activo como en el mantenimiento de la remisión después de haber conseguido la desaparición de las lesiones.

Tratamiento sistémico

En los casos graves o cuando se producen cicatrices con facilidad se utilizan los antibióticos por vía oral como la doxiciclina y la eritromicina.
La isotretinoína es un medicamento sumamente eficaz ya que reduce la secreción sebácea, favorece la eliminación de los comedones, y disminuye el número de bacterias. Los efectos secundarios dependen de la dosis. El más frecuente es la sequedad de piel, y el más grave la producción de malformaciones en el feto si lo toma una mujer embarazada.

En la mujer adulta suelen hacer falta los antiandrógenos. El más eficaz y con menores riesgos es el acetato de ciproterona, que impide el paso de testosterona a 5-alfa-dihidrotestosterona, con lo que disminuye de forma importante la producción de sebo. En cualquier caso, el tratamiento del acné debe ser impuesto y controlado por un dermatólogo que valorará cual es el más adecuado en cada caso.

Las falsas creencias en acné

1- La suciedad de la piel es la causa del acné.
Es necesario eliminar de la piel la suciedad, tanto si se tiene como si no se tiene acné. Sin embargo la higiene insuficiente no es un factor determinante en la aparición de la enfermedad. Hay personas muy desaseadas (indigentes por ejemplo) y no por ello tienen acné. Por el contrario algunos jabones tienen acción comedogénica, por lo que puede empeorar el acné en los pacientes que llevan a cabo una higiene excesiva.

2- Lo mejor para el acné son los remedios caseros.
El importante número de ensayos clínicos, estudios, documentos de consenso y otras publicaciones en torno al acné, aportan suficiente base científica como para no tener que recurrir a métodos no demostrados, que muchas veces, son además, perjudiciales. La afición por los “productos naturales” se debe contrarrestar pensando que no todo lo natural es bueno, como por ejemplo la cicuta.

3- El acné solo es un problema de la piel.
En algunos casos se sustenta por alteraciones endocrinas, e incluso se acompaña de otros síntomas y signos como hirsutismo, alteraciones menstruales, alopecia, obesidad, diabetes, hiperlipemia, resitencia a la insulina, etc. Además la repercusión psicológica que produce puede devenir en alteraciones del ánimo.

4- No hace falta tratamiento, pues el acné acaba curándose solo.
Aunque es cierto que el acné tiene una evolución natural a la curación, durante su existencia va dejando cicatrices irreversibles, incluso en las formas leves. Si un paciente tiene cada mes cinco lesiones inflamadas, tendrá cinco cicatrices. Si esa cifra se multiplica durante varios años, la deformidad puede ser muy importante. Por eso El tratamiento debe ser precoz e ininterrumpido en todos los casos.

5. El acné lo producen el chocolate y otros alimentos grasos como el chorizo o los frutos secos
No se ha demostrado que existan alimentos que hagan que aparezca o persista el acné. Es cierto que una de sus causas es el aumento de la producción de sebo por parte de las glándulas que lo secretan, pero esta hiperproducción no está relacionada con el consumo de alimentos que contienen grasas. Comer chocolate, embutidos u otros alimentos grasos únicamente puede condicionar el aumento de peso de las personas que los consumen. Lo más aconsejable es seguir una dieta equilibrada, sana y variada, rica en frutas y verduras, sin prohibiciones, pero sin abusar de los alimentos grasos o con gran cantidad de azúcares, procesados o refinados. Únicamente en aquellos individuos que tienen sobrepeso y síndrome metabólico, y por tanto un aumento de la secreción de sebo, reducir del peso mediante una dieta hipocalórica puede mejorar su acné.

6. El tabaco no influye en el acné y, en todo caso, puede mejorar su evolución
El tabaco no produce ningún efecto beneficioso para la salud; el caso del acné no es ninguna excepción. Se ha constatado que el consumo de tabaco no sólo hace que persista el acné en aquellas personas que ya lo tienen sino que lo desencadena en las personas que tienen predisposición a padecerlo.

7. Cuando se tiene acné, no se pueden usar cosméticos
Cuando se tiene acné únicamente es importante utilizar los cosméticos adecuados para su tipo de piel. Limpiadoras, hidratantes, exfoliantes, mascarillas y maquillajes deben estar libres de grasa («oil free»), no deben ser comedogénicos ni acnegénicos, para evitar la formación de microquistes, espinillas, pápulas o pústulas; no deben ser irritantes y deben mantener sus propiedades sin ser fotosensibilizantes ni alergizantes.
La presencia de los cosméticos en el tratamiento del acné es necesaria para contribuir a su eficacia, pues minimizan los efectos secundarios que pueda provocar y mejoran la imagen de las personas con acné, disimulando las lesiones que pueda ocasionar.


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Elena Guerra - Los pacientes transplantadosDoctora Guerra y Ramón Sanchez Ocaña
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