A lo lejos
adivino tu postura inequívoca, tu gesto exclusivo,
el ritmo de los pasos conocidos.
De cerca ya,
el horizonte de mar de tu mirada,
y el complejo escorzo de tus dientes,
dulce marca de tus momentos risueños,
me sugieren tu nombre.
Pero solo cuando me aprieto contra tus labios,
en el calor y la textura de tu boca única,
sé que eres tu.
Y descanso.